El secuestro es ya, un negocio de familia en el que participan matrimonios, hermanos, hijos, primos, lo que se han convertido en unas de las principales características de las bandas, coinciden especialistas. Eso lo convierte en algo que nadie va a delatar.
Hay un auto protección de parte de la familia en este delito, explicó el criminólogo Martín Barrón, académico del Instituto Nacional de Ciencias Penales. Este es uno de los grandes cambios dentro de toda la descomposición social que hay en el País. La familia antes repelía al sujeto que, dentro del seno familiar, se convierte en delincuente. Ahora, lo capta, agregó.
El caso mas reciente fue dado a conocer por la procuraduría de justicia del DF a principios de esta semana con la desarticulación de la banda de El chino, dirigida por Argeo Barón Guadarrama y su hermano Apolinar Además, Miguel Ángel Gonzáles, encargado de negociar los rescates y quien murió en un tiroteo antes de ser detenido, ingresó al grupo a su esposa, Xochitl Andrade, y a su tío Manuel Martín.
[1]Pero hay antecedentes, como las organizaciones criminales de los Arizmendi, Bayardo, Montanate, Petriciolet o Ledezma.
Creo que vivimos una gran descomposición social en todos los niveles, y ahora, lamentablemente, hay familias completas que viven del secuestro sin ningún pudor. El padre y los hijos secuestran, la mama y las hermanas cuidan a las víctimas, señalo Isabel Miranda de Wallace, presidenta de Alto Secuestro.
Barrón advirtió que este fenómeno hace del plagio un negocio con características similares al narcotráfico. Ahí están Arellano Félix, los Carrillo Fuentes: es negocio familiar. Aquí es donde viene el problema, cuando son negocios de familia, por que es mas difícil desestructurar la organización porque hay lazos que hacen que se autoprotejan, agregó.
Para Oscar Montes de Oca, fiscal antisecuestro del DF, entre menos sofisticadas sean las bandas, con mayor frecuencia recurren a familiares, principalmente para cuidar a las víctimas. Es un fenómeno que se repite. Entre menos organizada, menos sofisticada sea una banda delictiva es decir, que apenas comienza, mas se ven involucrados familiares. Se vuelve en un negocio familiar, expuesto.
El funcionario señalo que hay casos en los que el esposo convence a su mujer de que le ayude a cuidar a un plagiado, pues no confía en nadie más.
Un estudio sobre este delito basado en encuestas a 232 secuestradores en reclusión elaborado por la institución, señala que el 22% de los captores han sido policías o han pertenecido a las Fuerzas Armadas, y que en el 25% de los casos, algún familiar del delincuente ha participado en la acción.
El estudio, remitido al Senado y que analiza la posible aprobación de una ley contra los secuestros, mostró que en el caso de las familias suele haber mujeres en las bandas que “cocinan, cuidan y hacen la limpieza” para los secuestrados, declaró a Gustavo [2]Fondevila quien elaboró el documento.
El estudio, remitido al Senado y que analiza la posible aprobación de una ley contra los secuestros, mostró que en el caso de las familias suele haber mujeres en las bandas que “cocinan, cuidan y hacen la limpieza” para los secuestrados, declaró a Gustavo [2]Fondevila quien elaboró el documento.
La importancia de la familia es clave porque los secuestros “demandan un nivel de logística y confianza muy grande”, aseguró el experto en seguridad pública.
Sin embargo, esta característica no es exclusiva de México pues se repite en otros países con altos índices de secuestros y poco desarrollados, como Argentina. Generalmente, los secuestradores mexicanos son gente que ha sido encarcelada por un delito menor, en prisión conoce y aprende que el secuestro es muy lucrativo, y al quedar en libertad “ se organiza con sus compañeros de cárcel o con su familia ” y empieza a secuestrar, detalló Fondevila.
En el 15% de los casos la pareja de un secuestrador fue detenida, en el 16% el encuestado tuvo algún pariente encarcelado en su infancia, y en el 3% los secuestradores afirmaron haber sido internos en algún reclusorio antes. En México un 5% de las víctimas de secuestro murió durante el cautiverio y lo distintivo de estos delitos es su “alta incidencia” y que son “muy poco denunciados”.
En relación con la participación de policías en este delito, Fondevila dijo que en este país han fracasado todos los intentos hasta ahora para crear cuerpos delictivos. Por el contrario, los encuestados cuentan que les resultó fácil infiltrar a la Policía, algo que no se ha logrado frenar porque no se ha aprobado una policial. Estos ex agentes o policías secuestradores aportan “conocimientos, armas, habilidades, contactos e inteligencia” a las bandas donde están..
Finalmente, el estudio revela que el 59% de los secuestradores encarcelados consultados cree que con influencias o dinero habría librado cárcel.
Además, el estudio señala que el 40% de los policías judiciales pidió dinero a los secuestradores, algo que también hicieron en el 14% de los casos los funcionarios de la fiscalía, el 13% de custodios en la cárcel y, en los juzgados, el 7% de los secretarios de acuerdos y el 6% de los jueces.
Para Fondevila, el hecho de que los intentos de extorsión hayan llegado a los juzgados pone de manifiesto que, además de que los policías sean corruptos, los jueces también lo son. Para frenar esta situación, más que una nueva ley como la que está sometida a trámite en el Congreso mexicano, el experto del CIDE cree que lo necesario es “que haya un sistema penal y una policía que funcionen” en el país.
En el 15% de los casos la pareja de un secuestrador fue detenida, en el 16% el encuestado tuvo algún pariente encarcelado en su infancia, y en el 3% los secuestradores afirmaron haber sido internos en algún reclusorio antes. En México un 5% de las víctimas de secuestro murió durante el cautiverio y lo distintivo de estos delitos es su “alta incidencia” y que son “muy poco denunciados”.
En relación con la participación de policías en este delito, Fondevila dijo que en este país han fracasado todos los intentos hasta ahora para crear cuerpos delictivos. Por el contrario, los encuestados cuentan que les resultó fácil infiltrar a la Policía, algo que no se ha logrado frenar porque no se ha aprobado una policial. Estos ex agentes o policías secuestradores aportan “conocimientos, armas, habilidades, contactos e inteligencia” a las bandas donde están..
Finalmente, el estudio revela que el 59% de los secuestradores encarcelados consultados cree que con influencias o dinero habría librado cárcel.
Además, el estudio señala que el 40% de los policías judiciales pidió dinero a los secuestradores, algo que también hicieron en el 14% de los casos los funcionarios de la fiscalía, el 13% de custodios en la cárcel y, en los juzgados, el 7% de los secretarios de acuerdos y el 6% de los jueces.
Para Fondevila, el hecho de que los intentos de extorsión hayan llegado a los juzgados pone de manifiesto que, además de que los policías sean corruptos, los jueces también lo son. Para frenar esta situación, más que una nueva ley como la que está sometida a trámite en el Congreso mexicano, el experto del CIDE cree que lo necesario es “que haya un sistema penal y una policía que funcionen” en el país.
Consulta Bibliográfica
[2] Profesor-Investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Investigador Nacional Nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Comisión Nacional de Ciencia y Técnica (CONACYT). Doctor en derecho, Universidad de Buenos Aires. Magister Artium en ciencias políticas, Universidad Johannes Gutenberg-Mainz (Alemania). Autor del libro Politische Modelle der Sozialintegration. München, Utz, 2002 y de Instituciones, Legalidad y Estado de derecho. México, Fontamara, 2005, y de numerosos y artículos en publicaciones académicas especializadas nacionales y extranjeras.
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